Era un miércoles de ceniza

La presente obra es una crónica real de una toma anunciada, toda vez que desde diciembre de 1991 se escuchaban rumores de ataques a los puestos de policía que estaban ubicados en la cordillera, en los límites entre los departamentos de Cundinamarca y el Meta. De hecho, el 30 y 31 de diciembre había sido asaltada por las Farc, la subestación policial de Los Alpes, una inspección departamental adscrita política y geográficamente (al igual que San Pedro de Guajaray), al municipio de Medina, Cundinamarca, pero a nivel policial pertenecía al Departamento de Policía Meta y Llanos Orientales.

Fue así como el día 4 de marzo de 1992, fecha en que el párroco de la vecina población de Los Alpes oficiaba la misa e imponía la señal de la ceniza, los policías de San Pedro de Guajaray recibieron una especie de señal divina, pues vieron mucha gente extraña en el pueblo. La atención se centró en un grupo de tres o cuatro personas, entre ellas una esbelta mujer, que departían en un establecimiento de billares ubicado frente a la guarnición policial. Junto a sus caballos y en la parte externa de dicho local, aquellos forasteros hablaban y reían alegremente. Pero lo que más atrajo a los uniformados, fue la forma cómo observaban hacia su cuartel. De inmediato el suboficial comandante ordenó la alerta máxima a quienes estaban de servicio y dio otras instrucciones precisas para planear un contrataque.

Los demás detalles de aquella frustrada toma subversiva de hace 30 años (1992-2022), son narrados magistralmente por seis de sus protagonistas en las páginas de esta crónica. leer todo...