MI VIDA, MI POESÍA

El Editor: Estoy persuadido de que esta obra póstuma de Roberto Fernández, Mi vida, mi poesía, bien pudo haberse titulado Soledad, porque ella fue, para el autor, casi una elección de vida.
   La soledad fue su compañera, su amiga, su musa inspiradora, aunque no obstante la padeció desde siempre. Sin embargo, únicamente  en soledad pudo haber dado vida a estos hermosos poemas. Desde la soledad más profunda, pudo rescatar estos versos llenos de amor, de pasión y sensibilidad extrema.
   También pudo luchar contra la indiferencia, contra el desamor y contra la injusticia, sumergido cada vez más en su soledad. Desde ella, consiguió mitigar el profundo dolor provocado por esas situaciones, y plasmar, en el papel, los sentimientos más puros que una persona de su enorme sensibilidad puede sacar de su corazón lastimado. 
   Creo no equivocarme si afirmo que muchas personas que lo amaban de verdad, que lo estimaban y querían bien, intentaron ayudarlo a evadirse de su aislamiento emocional. Sin embargo, ni siquiera en compañía ese sentimiento de soledad dejó de atormentarlo.
   En soledad vivió, en soledad escribió, y nos dejó sin su presencia física, cuando, en soledad, lo alcanzó el último latido de su corazón. Hoy perdura en nuestro recuerdo y para siempre nos acompañará en su obra.
   Mi vida, mi poesía  es otro de sus valiosos legados. Quienes lo conocieron sabrán encontrarse en la emoción de sus versos. Quienes no tuvieron ese privilegio poseen entre sus manos la oportunidad de hallar, en estos poemas, sentimientos en su máxima pureza. leer todo...