LOS MAESTROS, AÚN NO HEMOS HECHO LA TAREA

No podemos quedarnos con discursos trasnochados que nos regalaron modelos tales como: educar en la vida; educar para la vida y, en fin, una cantidad de educaciones con las cuales no se ha llegado a ninguna parte. Debemos educar es con todas las preposiciones: a, ante, bajo, cabe, con, contra, de, desde, en, entre, hacia, hasta, para, por, según, sin, so, sobre, tras LA VIDA.
No puede existir un solo estudiante que sufra durante su proceso de aprendizaje, esté en la etapa que esté. El conocimiento es para disfrutarlo y compartirlo.
No creo en las falsas sabidurías de los maestros que las apuntalan en las mediocridades de sus hojas de vida.
Creo en los maestros que son capaces de construir vida con sus estudiantes.
Creo en los maestros que saben que la pedagogía del silencio productivo, en nada se opone a la pedagogía de la algarabía igualmente productiva.
Creo en los maestros que saben que la disciplina no es una fila, sino la actitud frente a la fila.
Creo en los maestros que hacen de su profesión la mejor experiencia de vocación y de servicio.
Creo en aquellos maestros que se reconocen como limitados en sus saberes delante de sus estudiantes, porque esa humildad los hace sabios.
Creo en los maestros que aún se preparan para los encuentros pedagógicos con sus estudiantes.
Creo en el maestro que sabe de relaciones humanas cálidas y afectuosas.
Todo lo relacionado a los aprendizajes de nuestros estudiantes son procesos. No podemos poner nada, pero absolutamente nada a depender de momentos o coyunturas que se presentan.
Creo en el buen maestro que no le asustan las cosas nuevas que tiene que hacer, para que todo lo que hace sea siempre nuevo. leer todo...