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José Teófilo Gorrin Castellanos

José Teófilo Gorrin Castellanos

@yaguabo

España » Santa Cruz de Tenerife » San Sebastián De La Gomera

José Teófilo Gorrin Castellanos

LO QUE SI DIJO VILLAVERDE EN CECILIA VALDÉS DEL NEGRO CURRO

$ 43.800

Han sido pobres las valoraciones de lo que apuntó certeramente Villaverde del negro curro del Manglar en su novela Cecilia Valdés o la Loma del Ángel. Debieron permanecer aún vivos, en los inicios del XIX, algunos negros curros de los venidos de Sevilla, a quienes cataloga de majo; que a seguidas imitaron los criollos como el Malanga de la novela. Por las singulares características que les comprometieron, puede entenderse el estridente nivel de propagación que tuvo este personaje afrodescendiente. Pero es que fueron el resultado de un proyecto de importación de mano de obra; una idea noble, sabia, ilustrada, y económica, del rey Carlos III con que satisfacer la premura por la entrega de barcos para la Armada en el Real Arsenal habanero.
Los curros, a su llegada, construyeron también un teatro; lo llamaron circo, como las instalaciones romanas. El primero que tuvo el país y en el primer barrio obrero: Jesús María. Y lo hicieron cuando en España esos espacios para el disfrute escénico eran clausurados --por impíos y por ilustrados--; y Cirilo Villaverde tenía que contar en Cecilia Valdés, que al negro curro del Manglar, Malanga, le era propio vivir, ¡puerta con puerta con el teatro de Jesús María!, porque este detalle mostraba la importancia del personaje y la valía del curro en la cultura nacional. Villaverde conocía de ese teatro y quienes estaban cerca de él, plasmándolo ingeniosamente en su novela Cecilia, cuando Malanga, lleva al esclavo herido a su casa, la cuartería contigua al teatro del Jesús María. (Villaverde, 1985. Tomo II: 167).¿Era tan hampón el curro? En ese primigenio y peculiar teatro habanero del Circo, en Jesús María, iniciaba igualmente su vida el teatro bufo cubano, de la mano del que también se iniciaba el genial Panchito Covarrubias. Estos y otros sucesos arropan los hallazgos y harán interesante la lectura?
Sobre el autor: José Teófilo Gorrin Castellanos, etnólogo, master en Historia de la cultura cubana; abre, a la consideración del lector más variado, un tema inédito, en e
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LA AFRODÉCIMA DE LOCALIZACIÓN CARIBEÑA

$ 50.700

Un nuevo capítulo sumará criterios de la otra vía transitada por la décima en territorio caribeño, no necesariamente diferente, ni excluyente; ambas, al contrario, cumplimentadoras para un análisis objetivo del camino recorrido por la décima en el medio nacional. Es que la décima, hace un importante arribo al área caribeña durante el siglo XVIII con la llegada a la Habana de los Negros curros Sevillanos, evidentes afro-portadores de la estrofa andaluza. Y todo indica, venían los curros asignados como nómina al Real Arsenal.
Estos singulares personajes, ya en territorio capitalino, al procurar su incorporación social sufren de una singular precariedad en el hábitat asignado; lo que les obligó debieran procurar relacionarse y conllevar con los sectores criollos afrodescendientes, empleados ya en la gran factoría de bajeles de la Marina española. Estos mulatos criollos eran, en su mayoría, miembros, ?ekobios?, de las confraternidades mutuo-laborales Abakuá; que les proporcionaron la incorporación necesaria, y de hecho, propagar la tradición de la barroca métrica de la espinela.
A pesar del accidentado escenario cargado de contrariedades, en el escenario barrial capitalino, se consolidó toda una suerte de tradiciones ligadas a la rutina que daban a la décima. De ellas, muy característica, la usanza que le dieron los curros sevillanos de versarla al diario: parlar en décima. También se difundió en el discurso poético literario escrito y, cantadas, improvisadas o en controversias. De ello, muy extendido, la tradición de entonar décimas en las corales de guaguancós y por extensión los coros de clave. Formas todas --y gracias a estos difusores natos--, que dan sentido para considerar una ruta de la décima.
Y Ud podrá estar o no de acuerdo, en todo, o parte; lo que si no podrá abstenerse de reflexionar en los argumentos?. El autor: José Teófilo Gorrin Castellanos es Máster en historia de la cultura cubana, etnólogo e historiador. A publicado varios libros, entre ellos: ?Avatares de la trova en el Mangla
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Caray, mi Compay: décimas a tutiplén

$ 43.400

Varias decenas de décimas, lo mejor agrupadas posible, dan una muy ilustrada visión del avezado poeta, Leoncio Yanes Pérez; un camajuanense aclimatado en Cabaiguán; que termina su obra en la central Santa Clara? Cuba, a la vera del caprichoso lomerío del Capiro. El autor nos llevará de la mano en la lectura de un relato abundoso, al describir el entorno crítico artístico-social que le tocó vivir el poeta-decimista Leoncio Yanes; mientras, su obra escrita o actuada, se procuraba plaza. Para ello al escritor Gorrin, le valió indagar en la mayor cantidad posible de consideraciones, elogios, desencuentros?, emitidos directa o por entidades difusoras en los mass media o en publicaciones escritas; de los más destacados conocedores, no solo de versados en la décima como esquema poético, como de estudiosos de la tendencia más popular afín; así como de los cultivadores de su tiempo y los de su entorno geosocial.
Aquí les va décimas a tutiplén.
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Mi hermano Obed

$ 50.900

Mi hermano Obed. Para hacernos de tan sugestivo título, no se consideró, necesariamente, el vínculo natural que puede atar las personas; porque se imponían, otras cualidades, muy de Cristo, que movían al Licenciado Gorrín de la modestia y la sencillez; que le dieron realmente ese valor a las relaciones de hermandad en el medio profesional, en el franco encuentro con feligreses, en el roce social consuetudinario, más allá de las familiares; sin mirar sexo, raza, riquezas, o su ausencia. La fe le hacía hermano a todos en el amor, en la esperanza, ...y en las vicisitudes. Y el término: qué hay, hermano?, además, de que le era manido al comunicarse en esas relaciones, en la mayoría de las veces, le era más fuerte que en las propias naturales.
Sufrió de las arrogantes incomprensiones, que si en otros minaría la confianza, en él era toda superación y concierto. Así era de hermano. Se satisfacía en el sosiego, en la placidez. Mérito no común. Como el que mueve al himno que también fue siempre de su padre: el Reverendo Eusebio: Sí él cuida de las aves, también cuidará también de mí. La fe sosteniendo todas las cosas. Así inicia la historia verídica de este líder evangélico, teóIogo e investigador del protestantismo en Latinoamérica, el Lic. Obed Gorrín, quien tuvo su vida activa en la segunda parte del pasado siglo XX. Un testimonio que calará hondo.
José Teófilo Gorrín Castellanos, Máster S.C. Etnólogo e historiador; estudió, sin concluir, en un Seminario; aunque, la mayoría del tiempo, ha sido profesor universitario. En esta ocasión dedica su tiempo a relatar la vida intensa de su hermano el líder evangélico Obed Gorrín. La expresión escogida. Mi hermano Obed, para titular el trabajo, le permite evadir compromisos y solo restringirse a los que emanan de la condición sentimental de haber sido su hermano allegado; y lo valida abordar la existencia de uno de los más importantes líderes evangélicos del siglo XX cubano. Libros publicados: Una vida de santo en tierra de misión; La ruta afrocaribeña
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Los curros de Sevilla a La Habana

$ 61.300

La historiografía moderna aún no salda su cuenta con aquel hombre-migración que un buen día en la historia del colonial siglo XVIII arribó, a puerto habanero, en una singular oleada nómada. Anodino personaje el negro curro sevillano llegó, cargado de performas culturales y sociales, muy particularmente el uso de la décima, de amplio resuello, que terminarían impregnando la historia del hombre americano en tierra antillana de un eficaz sedimento cultural. En una segunda parte, puntos de vista discrepantes con la novela Cecilia Valdés dan lugar a intrépidos hallazgos historiográficos que apasionaran al lector? Con el acercamiento, real y espiritual, que logra Cirilo Villaverde al gran curro Malanga, personaje suburbial del Manglar, en el barrio Jesús María de la Habana colonial? Un personaje criollo hijo de la Ilustración española; que, en los inicios de la modernidad, vincula a factores como el advenimiento ilustrado espacio-espectáculo del teatro. Y con el deslave del citadinos pardo Malanga, que testará de sus nobles sentimientos, sobre todo los solidarios; la investigación desempolva figuras como Carlos III, y a ministros e intendentes cercanos? Todo, para tener una nueva perspectiva, de los aportes socioculturales de la novela de Cirilo Villaverde y objetivo de este texto crítico que pone-mos hoy a su disposición.
Sobre el autor: José Teófilo Gorrin Castellanos. Master en Historia de la cultura cubana e hispanoamericana, etnólogo, historiador? Profe-sor que fue por muchos años, de la Universidad Pedagógica ?Pbro. Félix Varela?. Tiene varios libros sobre la cultura caribeña y cubana; y en su haber, importantes contribuciones a la pedagogía del arte. Publicados: El trovador Manuel Corona y las seducciones de sus Longinas; Un airelibrismo de ámbito Caribeño; Manuel Corona, el Trovador insigne en la Occitania parda caribeña, La Ruta Afro-caribeña de la décima; Caray mi compay, décimas a tutiplén, y otros libros.
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LA VERDADERA HISTORIA DEL ÑÁÑIGO O ABAKUÁ

$ 49.300

La figura del Abakuá o al también conocido por ñáñigo en la tradición cultural cubana, requiere de una objetiva revisión; toda vez que se ha asumido con una dependencia afromística, casi de única, y no nos damos por aludidos del aporte y trasiego cultural criollo, promovido y realizado en su asiento solariegos en la barriada habanera, a la manera de las primeras generaciones de abanekués, o iniciados. Reconstruir historia obliga rastrear etapas donde quedan reminiscencias, que por nefastas hay que eliminar, e incorporarle nuevas apreciaciones que nos acerquen a una historiografía objetiva, apegada a los hechos, ...de hecho, muy escasa.
Los ñañigos o Abakuá fueron en sus orígenes una agrupación corporativa de negros y mulatos, que apareció inicialmente en las estructuras laborales del emporio del Real Astillero y en trabajos de los muelles, en el puerto habanero; a la manera de una mutual sindicada, como insistiremos era, así mismo, una sociedad secreta que continuó existiendo en la clandestinidad. A pesar de que fueron detenidos y procesados cientos de ñáñigos, sus templos profanados por la policía y sus objetos rituales confiscados, el culto Abakuá pervivió. Igualmente mantuvieron una lucha contra la esclavitud, en que prevalecía la ayuda a los hermanos y sus familias, siempre tras el más sepulcral secreto. "La dureza de sus ritos iniciáticos limitaría el acceso a una élite especialmente de duros, inflexibles e intolerantes".
Con el tiempo y las circunstancias, muchos de los juicios, no siempre objetivos, generalizados por una crítica ingenua, no evitarían infinitas adiciones que comprometieron los originales motivos que promovieron la aparición de ésta, ya más que bicentenaria, institución Abakuá. Por lo que prima la voluntad de dejar claro: que hay nueces, que hay ruidos y que hay historia...
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