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La formación en los tiempos de la información

Escritos pedagógicos

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En las condiciones actuales del ser humano como ser proyectivo y en construcción, es mínimamente sensato pensar en la educación como el principal mecanismo para la manipulación teleológica de ese ser. El problema entonces, no es pensar si debemos o no prescindir de la educación -pues si prescindimos de ella prescindimos de la cultura-, sino pensar en los conceptos y aplicaciones que atañen a un proceso humano tan complejo y con tan diversas manifestaciones.

Con el fin de incitar a la reflexión sobre la educación en "nuestros tiempos", presento a ustedes este compendio de ensayos en torno a la educación, los cuales han sido el producto de diversas discusiones dentro de mi propia experiencia de formación como docente, y que por lo tanto, no carecen de la amplificación del punto de vista que la discusión provoca.

Espero disfruten y utilicen este discurrir argumentativo como pretexto para repensar la educación que hoy nos venden como panacea para el desarrollo mediante esa nociva competitividad que hiere la fraternidad entre las comunidades. Y por ello es que invito al lector, a que no olvide que la información es solo uno de los medios para la formación y no un fin en sí mismo para un modelo de desarrollo que ya ni siquiera comprendemos.
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editorial
edición del autor
disponibilidad
impreso bajo demanda
año edición
2016
n° edición
1
categoría
Educación y pedagogía
n° páginas
253
formato
14 x 21 cm (con solapa)
papel
Papel Beige 70 Grs
color
Blanco y Negro
César Augusto Sánchez Giraldo

Mi nombre es César Augusto Sánchez Giraldo y soy Licenciado en Filosofía de la Universidad de Antioquia. Cuento con un pensamiento radical que siempre va en busca de la posibilidad de pensar el mundo de otro modo al comunmente aceptado por una lógica artificial que se va haciendo natural.

Mi
punto de vista sobre la historia trata de hurgar en ella encontrando un sentido que es el sinsentido mismo como caos de la existencia. Sin embargo me considero un humanista que pretende siempre un mundo mejor y que aporta, a través de la crítica, su granito de arena.

Tengo 34 años, y espero al término de mi existencia, poder ser conocido como alguien que aportó algo diferente a la forma de pensarnos como latinoaméricanos que tienen su propia potencia sin depender de otras latitudes para forjarse como habitantes de un planeta que ya nos queda pequeño
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