Cómo conversar sin discutir y sin pelear

A veces calificamos a los demás, es mejor hablar de la situación.
A veces usamos comparaciones, es mejor decirle a la persona lo que ella puede hacer.
A veces buscamos culpables, es mejor buscar la solución.
A veces clasificamos y usamos estereotipos, es mejor referirse a personas concretas.
A veces juzgamos, es mejor que lo haga la autoridad competente.
A veces opinamos, es mejor expresar los sentimientos.
A veces decimos disimuladamente lo que el otro nos hizo, es mejor decir lo que sucede dentro de nosotros.
A veces damos órdenes o hacemos peticiones inadecuadas, es mejor expresar nuestra necesidad.
A veces exigimos que nos ayuden, es mejor pedir cooperación.
A veces ante una acusación revivimos el pasado de los demás, es mejor detectar sus necesidades actuales.
A veces violentamos el espacio "interior" haciendo suposiciones, es mejor preguntar antes de hablar.
A veces pensamos negativamente del otro, es mejor ponerse a favor de los demás suponiendo lo bueno.
A veces agrandamos el problema, es mejor hacerlo simple.
A veces somos tercos, es mejor aceptar otros puntos de vista.
A veces nos justificamos, es mejor asumir nuestra responsabilidad.
A veces queremos controlar todo, es mejor soltar las riendas.
A veces exigimos que el otro cambie, es mejor que cambiemos nosotros.
A veces damos consejos, es mejor animar al otro a que tome sus decisiones.
A veces pasamos por expertos, es mejor usar un lenguaje sencillo.
A veces hacemos reclamos, es mejor expresar nuestra necesidad.
A veces maldecimos la situación, es mejor aprender de lo que sucede.
A veces somos lacónicos, es mejor dar respuestas completas.
A veces aplacamos las emociones del otro, es mejor guardar silencio.
A veces nos enganchamos con las emociones de los demás, es mejor desprendernos emocionalmente con amor.
A veces renegamos por lo que no tenemos, es mejor celebrar y alegrarnos por lo que tenemos. leer todo...