Dos con olor a jazmin

El autor llega a dar vida a un personaje atropellado por acontecimientos y promesas que creyó olvidadas. Un boomerang que lanzó al destino cuando huyó de sus fantasmas y recorrió la tierra sin descanso, atormentado por culpas propias y ajenas que se pegaron a su ser inmortal. Poncio, es el hombre que deambula por el tiempo sin remedio, cargando su castigo y llega a nuestra época en dónde la promesa le es reclamada y deberá enfrentar sus dragones mientras le da otra oportunidad a la humanidad.
La historia se rodea de personajes fantásticos que toman escena en un mundo real y actual para dar la sensación de que nada en la existencia bajo el universo de las esferas, queda en el olvido y para esto, se pasea por el pasado y el presente en un ir y venir que se enlaza, sin misericordia.
En la segunda parte del libro, el lector podrá encontrar otra historia que recrea un mundo en el que los hombres deben enfrentarse a un lugar lleno de adversidad. Siendo, ellos mismos el mayor escollo al que enfrentan en medio de conflictos tan extremos como la falta del líquido vital y su descomposición social que los pone a prueba y les hace ver que no se puede huir de sí mismos y que el único escape, está en aceptarse en la diversidad como seres que viven bajo el mismo sol.
La naturaleza muestra su otro rostro y se vuelve implacable para darnos esta lección en los límites de nuestra frontera como especie que claudica en un torbellino sin control. Los personajes muestran facetas en las que el lector deberá ser el juez de sus actitudes para darse una idea en la que podrá justificarlos o condenarlos. leer todo...