LUZ EN LAS CALLES, OSCURIDAD EN TU HOGAR

Ah, la verdad, ese incómodo invitado que nadie quiere en su fiesta de la vida. ¿Por qué aguantamos mentiras como si fueran monedas de oro y, sin embargo, huimos de la verdad como si fuera una plaga de cucarachas? Es tan simple como decir que preferimos vivir en un mundo de fantasía donde las ilusiones son más reconfortantes que enfrentar la cruda realidad. Después de todo, ¿quién no disfruta de un buen cuento de hadas en lugar de un golpe directo de la verdad, como un balde de agua fría en pleno invierno?
Aparentemente, todos nos convertimos en malabaristas expertos cuando se trata de mantener el equilibrio entre la verdad incómoda y la mentira reconfortante. Claro, podríamos tener una relación basada en la honestidad brutal, pero, ¿quién quiere eso cuando se puede vivir en un eterno juego de escondidas y buscar la verdad bajo la alfombra del autoengaño? Después de todo, la verdad puede ser como una dieta estricta: todos sabemos que sería beneficioso, pero preferimos deleitarnos con las deliciosas mentiras que nos ofrecen un festín de comodidad.
Así que, adelante, sigamos aceptando esas mentiras edulcoradas y justifiquemos nuestras decisiones con medias verdades cómodas. Porque, sinceramente, ¿quién necesita la verdad cuando las mentiras son tan reconfortantes? Es mejor mantenerse en la penumbra acogedora de la ignorancia, donde las sombras de la verdad no pueden perturbar nuestro preciado mundo de ilusiones. ¿No es así de maravilloso vivir en la tierra de la negación perpetua? ¡Oh, la dulce ironía de nuestra preferencia por las mentiras mientras huimos de la verdad como si fuera una plaga de mosquitos en un día de verano! leer todo...