La Cámara de Maná

Hoy más que nunca la asistencia y tratamientos de salud se hallan sujetos a leyes económicas impositivas difíciles de salvar para cualquier administración pública, y lo que llamamos seguro médico sigue siendo una garantía constitucional cuestionable, que solo algunos países mejor organizados como sociedad pueden cargar a cuestas, mientras millones de personas abogan por salud, la medicina se debate entre la privacidad y la publicidad, colocando tarifas y vendiéndose como lo mejor para solucionar los problemas que las personas enfrentan.

Mientras, el ser humano continúa soñando con una tecnología capaz de ponerle fin a la enfermedad, fuere la que fuere, ha trazado para el futuro "la máquina", constituida por todos los elementos, los materiales, y los recursos de inteligencia requeridos para alcanzar el propósito, es virtualmente imposible para nuestras sociedades contemporáneas separar aquella ambición colectiva de los poderes que las modelan, los cuales se encuentran antepuestos a cualquier interés particular o grupal que los ignore, desobedezca, o que vaya contra sus múltiples intereses.


Uno de los requisitos de toda tecnología canalizada para llegar a las mayorías es su accesibilidad, que tenga un bajo impacto económico en quienes más la necesitan, y que resulte ser realmente eficaz, pero aun siendo de ese modo, queda por despejar, qué o quiénes estarán a cargo de dirigirla, aplicarla, y administrarla, de modo que pudiera darse una distribución justa y ecuánime de los beneficios prometidos, algo que hoy pareciera escapar de las realidades que vivimos.
Más patente se presenta el argumento de que el objetivo cognoscitivo concreto más general de la ciencia es resolver problemas, por no decir, para que funcione de verdad, "todos los problemas" ... Como escribiera Laudan, la actividad cognoscitiva debería concentrarse en aumentar al máximo los problemas empíricos que sí podemos explicar, y disminuir al mínimo los problemas conceptuales y anomal leer todo...