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Harold Wilson Montufar Andrade

Harold Wilson Montufar Andrade

@harold.montufar

Colombia » Nariño » Pasto

Harold Wilson Montufar Andrade

De la Minka al Cabildo

US$ 11,30

El presupuesto participativo en el municipio de Pasto, tiene una estrecha relación con nuestra identidad cultural, en especial la heredada por las comunidades indígenas Pastos y Quillacingas, cuando en épocas memorables realizaban trabajos en colectivo en mejora de lo social, comunitario y público, a esta acción democrática siempre se le denominó MINGA.

Esta unión de esfuerzos no únicamente fue física, también lo fue en materia de crear sabiduría y de organizar el gobierno, a ello se le denomino la "minga de pensamiento".

"Minka" es la palabra quechua que significa trabajo agrícola colectivo en beneficio general de la tribu. Era la expresión más representativa de nuestras comunidades indígenas y que ha permanecido como legado cultural y de democracia participativa hasta nuestros días
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ESPIRALES DE PENSAMIENTO SUR

US$ 15,80

Nariño necesita pensarse, y lo viene haciendo. El pensar no es únicamente obra y acción de producir pensamiento. Tiene que ver con la acción de reflexionar o razonar sobre una realidad, estructura o coyuntura.

Tiene que ver con la necesidad de generar debate constructivo, ideas sistémicas, análisis deductivo e inductivo, para
llegar a síntesis o antítesis y luego poder incidir o determinar los caminos de acción, sobre los cuales se encarrilan los procesos sociales, económicos, políticos, culturales y en si del desarrollo humano. Se necesita que el ser humano vuelva a ser el centro de la existencia.

Los hombres y las mujeres no pensamos igual. Si observamos al interior de las iglesias, partidos políticos, asociaciones comunitarias, empresas o cualquier grupo humano, encontraremos que el pensamiento no es armónico ni mucho menos lineal. Las ideas son como vectores, o se comportan como ondas electromagnéticas, que van en varias direcciones, son multidimensionales y multivectoriales. El pensamiento es libre, puede elevarse a niveles de abstracción superiores. No tiene cadenas ni ataduras. Es el único capaz de elevar la categoría del ser humano a un ser trascendental, que es el nivel más alto del ser social.

Nariño necesita fortalecer y tener un centro de pensamiento. Ya la Academia Nariñense de Historia lo construye con sus investigaciones y publicaciones, también la academia como la Universidad de Nariño y diversas universidades. El Centro de Pensamiento debe ser auténtico, que nazca de las propias expresiones, costumbres, historia y cultura de quienes nacimos y vivimos en el sur de Colombia, así no tengamos lineamientos comunes, ni se comparta manifestaciones ideopolíticas.
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BATIOJA

US$ 11,80

Si se puede pensar que todo es cierto, como en efecto lo es.
Igual queda espacio para la duda, aquella que nos hace pervivientes.

Sin embargo de otras cosmovisiones, la presente publicación es un homenaje.

En especial a la presencia de un ser supremo: Dios.

Segundo a la existencia de la familia.

Y tercero al
Wayco: que nos vio nacer,
crecer en suprema riqueza interior,
construir positivamente en lo social y en el gobierno,
multiplicarnos en legados de futuro,
y muy probablemente que nos acoja en su tierra,
en donde todos los verdes bosques de vida,
tienen árboles naranja de la waycosidad
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Arbol de la Waycosidad

US$ 19,00

El árbol de la waycosidad nace del trabajo diario con la gente del "wayco" y expresa las gestiones del Gobierno del periodo 2004-2007. El árbol de la waycosidad recoge diversas conclusiones que se redactaron luego de los talleres de la Escuela Permanente de Liderazgo del Instituto Sur Alexander Von Humboldt ISAIS. De las anécdotas que quedaron luego de las movilizaciones del Pacto Local de Paz. De los dolores y las alegrías de la gente. El árbol nace del corazón comunitario.

Vicente Torres , nuestro compañero de gestas y el "chasqui" de la paz, decía que el árbol debía tener doce raíces, enumeraba en cada una de ellas las diversas movilizaciones campesinas y populares que se habían realizado desde 1984. Pero la raíz más profunda decía: - Debe ser el momento histórico en el que soñamos tener un mejor país -

El acumulado logrado, nos obligaba a teorizar alrededor de una plataforma política, que debería convertirse en programa histórico de gobierno. Metafóricamente pensamos que el marco contextual debería partir de una base sólida, la infraestructura; ésta daría lugar al cimiento para desde allí construir la edificación con potentes columnas y vigas, para finalmente colocar la cubierta con fuertes cerchas, la superestructura. Una edificación resistente a sismos y terremotos.

Entre varios aportes de numerosas asambleas y reuniones, se comentó que dicha construcción teórica debe tener corazón, que se debe escuchar sus latidos y no parecerse a una fría mole de concreto, hierro y ladrillo.

Se decidió entonces a que habláramos como el poeta nariñense Aurelio Arturo, del verde que nos da la vida, se propuso hablar de un árbol con sus raíces, base, tronco, ramas y frutos. Un ser viviente que se nutra a diario con la savia, que necesita de agua, oxigeno y de la luz del sol, pero además que dé sus frutos para que también se reproduzca en otros lugares.

Nació así el "árbol de la waycosidad", que brota de la experiencia colectiva y etnográfica de más de veinte años, en el periodo 1984 a 2004.
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PACTO LOCAL DE PAZ DE SAMANIEGO:

US$ 12,80

El libro que usted tiene en sus manos representa una preciosa contribución para la configuración de una suerte de geografía de la esperanza en Colombia, integrada por experiencias de base que de manera valiente, creativa y noviolenta resisten a la guerra, al
desplazamiento forzado y a la tentación de la violencia
en escenarios tremendamente hostiles. Estas iniciativas de construcción de paz desde abajo ofrecen potentes y variados insumos para la construcción del país del posconflicto.

Precisamente el Pacto Local de Paz de Samaniego es uno de estos procesos inspiradores, logra aglutinar a importantes actores sociales y crear sinergias que se traducen en inéditas acciones de diplomacia de base, en grado de disminuir ostensiblemente los niveles de violencia en la zona de influencia de este bello municipio nariñense.

Se trata de una original iniciativa de resistencia y re-existencia que recoge las inquietudes, preocupaciones y esfuerzos de comunidades y organizaciones sociales locales que pretenden cambiar dolorosas realidades de violencias cruzadas, brillantemente agrupadas por Galtung bajo las categorías de violencia directa, cultural y estructural.

Efectivamente, el Pacto Local de Paz de Samaniego enfrentó situaciones de corrupción, amplió la perspectiva de la participación democrática, contribuyó al reconocimiento e inclusión de plurales sectores sociales, disminuyó los indicadores de violencia asociada al
conflicto armado, contribuyó decididamente al mejoramiento de la calidad de vida de la población y sobre todo, evidenció el enorme poder de la gente organizada.

Harold Wilson Montufar Andrade es posiblemente la persona más autorizada para escribir sobre esta potente convergencia de sinergias, dado que como ciudadano, líder social, académico y servidor público participó activamente en la estructuración y fortalecimiento del Pacto.

Rubén Darío Pardo Santamaría
Doctor en Ciencias Sociales - Pontificia Universidad Gregoriana-Roma
Docente Programa Trabajo Social - Unive
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