La familia del Yaruro, de Andrés García Bolívar, es una obra legendaria, producto de una larga conversación con su padre, indio Yaruro nacido en el sur de la Patria, donde confluyen perlas y espumas, flores, animales y naturaleza virgen; hombre de a pie, de curiara y de ríos. Ya en el ocaso de su vida, padre e hijo compartieron, y nada o poco quedó pendiente de sus largos años de travesía, por estas tierras de Dios.
Antes, niño, al lado de sus padres: Tomás Ramón y Andrea Isabel; luego, caminando de adolescente a hombre, con sus hermanos: Tomás Vladimir, José Alejandro, Rafael Enrique, Norka Auxiliadora, Tomás Ramón, Cruz Humberto, Pedro Isabel, Amílcar José, Olbert Sigfrido y Petra Isabel. Sabanas, nacientes y ríos; pobreza, angustias, tristezas y andanzas con su familia, casi nómada, desde San José de Tocoma, donde nació, al lado de turbulentas aguas, tropiezos y primeros años de estudio, acompañado de su maestra Andrea, su madre, quien quiso que él y sus hermanos aprendiesen, por eso siempre los llevó a la escuela. Sus enfermedades y travesuras, juegos juveniles y amoríos.

San Fernando de Atabapo marcó la continuación de tus estudios en la Escuela Granja, con docentes en su mayoría andinos, donde aprendiste la disciplina, la cría de aves, de cerdos, conejos y la producción agrícola. Viviste en la casa del cauchero José Tomas Funes.
Luego tu época de sargento, y en Caracas, la Escuela Técnica Industrial. Buhonero y obrero. Tu matrimonio con Maigualida y su temprana muerte. Tu hijo Amílcar.

Finalmente esta obra presenta la filosofía campesina de tu padre sobre la justicia, la ética en el ejercicio de la medicina, las enfermedades y los centros de atención; la alimentación y sus mafias en el Amazonas, los contratistas y la corrupción, la organizaciones indígenas y sus líderes actuales; la victoria del gobernador indígena a costa de sus parientes. Terminas diciéndole a tu padre. "Viejo Yaruro; formaste tu propio modelo. Te fuiste. Ya no existes". leer todo...

Fluida como la brisa de los Raudales del Atures, se desliza la pluma de Andrés García Bolívar, en este Renacer del Yaruro, con una brillante prosa, producto de su bella producción literaria, que en escasos dos años, sin darse tregua, ni descanso a su alma, le empalagó de letras, para Pintar el Sur de su Patria.
Es la cruenta realidad. Se lucha sin esperar nada a cambio. Aparecen los nuevos hijos, nacidos unos, en su hábitat natural; otros, en hospitales, como Benjamín, que dejó su tierra en búsqueda de un destino mejor: Caracas, la de los techos rojos, fatigoso tránsito, escaso tiempo libre, donde no todos duermen. Allí asiste a la UCV para hacerse sociólogo. Años después, acompañado de su padre Dr. Amílcar García, y de su madre, Lic. Jerusalén Jiménez, recibe su título universitario, trasladándose de Inmediato a Caicara del Orinoco para rescatar a sus etnias y a sus tierras vilmente sustraída.
En Perro de Agua y Puerto Ayacucho Benjamín propulsó sendos encuentros con otras comunidades y Líderes indígenas, criticando la desordenada construcción de carreteras y la ocupación de tierras, que condujeron a estos pueblos a retirarse a lugares más alejados y menos productivos.
Se construyó escuela y dispensario. Comienza una nueva historia: antes y después de la siembra, con la asesoría de Santos Evencio Belisario. Mientras tanto, Amelia Romero visitaba casa a casa, rechazando en su corazón a los niños. Destacaba la mentirosa bondad de Omar Cordero, hijo de Domingo Cordero y Mercedes, quienes huyeron a Venezuela por estar implicados en el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán.
Benjamín deja Perro de Agua. Regresa a Caracas donde se convierte en Profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas de la UCV, donde hace importantes aportes en Sociología Rural. En Plan de Manzano se solidariza con el Piaroa Pedro Arana, quien se gradúa en esta universidad, después de un largo proceso de transculturización. leer todo...