Me he lanzado al vacío en busca de claridad.
Mis manos han escrito muchas páginas y ahora, con un poco más de madurez, he sido capaz de plasmar todo aquí dentro.
Mis múltiples páginas dan a conocer un poco de mí, un poco del escritor que llevo dentro.
La luna, como sinónimo de belleza y soledad, me ha acompañado durante todas las noches en que he escrito estas letras.

Los boleros, sus letras tristes y sus guitarras dolorosas han atenuado mi habitación en mis noches en vela. Me he sumergido entre trazos y rastros de aquel que una vez fui. Desde mi primer poema dejé de ser el mismo, y ahora, con tantas cosas que contar, no pienso parar de escribir.

He creado mi mundo lleno de melancolía, he sido capaz de arder en mi propio infierno.
Es hora de que tú seas testigo de todo, así que te invito a arder conmigo.
Bienvenido a mi infierno. leer todo...

En noches frías escribí hasta que mis manos dolieron.
Viví días sumamente cortos en donde la música y el café me ayudaron a mantenerme despierto.
Este libro, más allá de ser una colección de poemas, es una parte muy intima de mí. En estos textos intento dar a conocer todo aquello que nunca me atreví a decir.

En mi garganta siempre ha existido un nudo gigante que me ha condenado a perder oportunidades llenas de luz. Así que con bolígrafos y letras intento gritar todo eso que me ahoga.

Ahora escribo con fuego, lleno de rabia y dolor.

Después de Tinta Derramada, aquí encontrarás un infierno más ardiente y lleno de calor. Aquí vuelvo a hablar de esa mujer que me robó el corazón y me dejó mudo.

Aquí, una vez más, hablo de esa maldita mujer que me enamoró para irse sin querer volver. leer todo...

Miro las nubes y siento que todo se funde.
Bajo la lluvia todo se ve distinto.
Si hablo de nostalgia tengo mucho que decir.
Sigo siendo triste.
He soñado triste.
Las horas se quedaron atrás y derramé tinta enfermo de palabras y nudos.
Bajo la lluvia cierro esto y solo espero no enterrarme con el sol.
Amor.
El amor quedó escrito.
Solo cruzaré los dedos.

Muchas mañanas trajeron sol a mis ojos. Tu ausencia hizo demasiado ruido y me quedé esperando que tu voz volviera a casa.
He escrito enfermo de ti, llenando de tinta hojas que no tienen la culpa de esta perdida.
Sigo esperando que vengas a cerrar las ventanas que dejaste abiertas cuando te fuiste.
He lastimado mis manos traduciendo a tinta este vacío de pensarte.
Hace frío y no vienes a cerrar las ventanas.
Prepararé café para leerte.