La Cárcel de Turi, de la ciudad de Cuenca, es el prototipo de la exclusión, alienación y falacia de un sistema que envilece a las personas. Su propósito es la degradación de la dignidad y el secuestro de la libertad en todas sus manifestaciones (pensamiento, expresión y acción) bajo el sello de la legalidad con ausencia total de misericordia. El sistema corrompe, pervierte, deprava, descarría la moral y los buenos principios aprendidos al interior de la sencillez y humildad de una familia del siglo XXI.
El Panóptico de Turi no busca la reconciliación del privado de libertad con sociedad, desde una toma de conciencia de las acciones y una propuesta asertiva, sino que se induce (mediante la drogodependencia, el asilamiento involuntario, el encierro inconstitucional en las celdas, el corte de los servicios básicos, los traslados fortuitos y el gobierno de mafias organizadas, entre otros) al odio sistemático, a la búsqueda intencional de la venganza contra cualquier persona o institución que manifieste señales de amenaza a su integridad personal, psicológica, intelectual, cultural, religiosa.
El miedo es el principal gestor de los procesos de dotación de armas de fabricación casera. Rompen el techo, extraen las láminas de metal, cortan, afilan y construyen machetes, dagas, puñales, en fin, todo tipo de armas corto-punzantes con las cuales se protegen de agrupaciones delictivas que pululan al interior de las celdas, de los pisos y pabellones, sin que los guías penitenciarios puedan realizar ninguna actividad preventiva o de control. La policía de turno y los guías penitenciarios, por obvias razones, ignoran los sucesos.
En el contexto del sistema del panóptico surge la novela titulada: Antropología de la perversidad, estudio etnográfico realizado desde enero del 2014 hasta la actualidad en el interior de la cárcel de Cuenca. leer todo...