A qué sabe un te quiero
Un cuento corto de una historia larga
que sufrir escribiendo. Tiene que agarrar a ese monstruo que es el ego y encerrarlo en un cajón con doble llave, porque lo peor que le puede suceder es dejarse em-baucar por las loas de la vanidad. Bien entendía mi marido eso de que las letras de un escritor no le pertenecen; una vez escritas a mano alzada en un papel cualquiera o en la pantalla de una computadora, esas letras, esas palabras, esos párrafos, son propie-dad de los personajes y los lectores.
Dirán algunos que esta es una historia simple, en la que los destellos de lujos están ausentes. Es la historia de quienes no los quisieron. Estos personajes existen. Quizás con otros nombres. Pero existen. Y tenemos que hacerles justicia. Esa justicia no sólo se hace en congresos legislativos, gobiernos o tribunales. Se hace con letras, narrando sus historias. leer todo...
Soledad Morillo Belloso
Venezolana, periodista, escritora de relatos, cuentos, novelas, ensayos, artículos de prensa, entrevistas y poesía.
Sus letras cabalgan entre dos siglos.
"Escribo, luego existo".
Soledad vive en Pampatar, isla de Margarita, Venezuela.