En el Nombre de Mi Padre

A la edad de 20 años, después de haber abandonado los estudios superiores, mi falta de capacidad de sacrificio me condujo por tortuosos caminos bordeados de liberalidad e increíbles experiencias, volviéndome por dentro un ser mágico, cuyas actividades se diversificaban a medida que su mente iba expandiéndose en una desenfrenada búsqueda de sentido de la vida, de cumbres cada vez más altas y arriesgadas, de comprobación de la existencia de los extra-terrestres, de viajes a lugares ignotos, de éxitos en la profesión recién emprendida, entre otras, así que, como cualquier otro joven soñador y lleno de buenas energías, siempre he luchado por conseguir la realización de obras virtualmente imposibles, de industriosas metas que en su momento quizás superaban mis capacidades, pero que no por ello, dejaban de ser alcanzables, por otra parte, cabe decir que, algunas de ellas me han obsequiado enormes frustraciones, enseñándome en ello, a hacer las cosas de otra forma, o a no volverlas a hacer.
Esa constante búsqueda de comprobación de los fenómenos convenidos con el accionar en términos de ser natural primero, con las tácitas implicaciones que ello conviene, ha dado desde entonces resultados de variada índole, trayéndome esto a la conclusión de que la única fidelidad posible sólo es dada en cuanto a la relación con el propio ser interior, amén de su condición, siendo a propósito de tal condición que dicha relación deriva revolucionaria adquiere sentido.
Descubrí que uno está obligado a creerse a sí mismo... Las opciones no pertenecerían al mundo de la escogencia, uno se las topa, por ventura, o desventura, tras los cometidos que impele la conducta impulsa, decidida a convencerse de "algo", que quizás, para los esfuerzos aportados por el corazón, contente valoración, representada como coraje para enfrentar las eventualidades adversas y los contratiempos, y, sin embargo, uno no debería olvidarse de trabajar duro de la mano con la buena suerte, aprendiendo a sincr leer todo...