Ojos del Este
mejor que la fantasía. Creo, en mi interior, que un hombre tan observador como Fernando Pólit, necesitó una especie de exorcismo para liberarse de tantas co-sas que vio a la vez, que le llamaron la atención, que le impactaron, mientras vivió en tierras árabes. El libro es una liberación de recuer-dos, de sensaciones, pero al mismo tiempo es sólo un primer libro. Vendrán otros, por supuesto, pues estoy seguro de que el bicho de la literatura está adentro, no por encima del oftalmólogo: con él y en él. Mientras tanto, Ojos del Este es estar detrás de esos ojos de mu-jer que enfrentan a sus pacientes en el consultorio de Guayaquil, los mismos que miran al lector desde la portada; es observar y pensar a la manera del autor. Todos los plazos deben ser cumplidos, mencio-na el Dr. Pólit en las últimas pág leer todo...