El Niño Que Quería Ser Libre Por Dentro
Y Otros Cuentos
y en los hogares (y en la que recibimos en su momento nosotros), y eso que falta es decisivo:
Con la mejor intención, en los mejores colegios se busca vincular lo aprendido en los salones de clase con vivencias prácticas, como cuando se enseña al niño a sumar y luego se le lleva a hacer una compra al mercado donde debe aplicar lo aprendido calculando una cuenta real. Pero incluso el buscar esa vinculación es excepcional en los colegios tradicionales, en los que lo común es pasar de tema en tema en forma abstracta. Es por eso que muchas de las cosas "aprendidas" se "pegan" por un tiempo - sólo por un tiempo- a la mente como etiquetas que poco a poco van perdiendo el pegamento...
Pero hablemos de los buenos colegios comunes, en los que se busca establecer los dos vínculos mencionados: uno entre la mente del niño y los asuntos estudiados, el otro entre lo estudiado y su aplicación práctica. Pero hay un "eslabón" que falta, que siempre ha quedado y queda pendiente, y es un vínculo muy importante: el del niño con su propio mundo interno: No es lo mismo que pongamos a un niño a hacer "ejercicios de atención" o "de pensar" al margen de la conciencia de ese niño -es decir, para que el niño haga esos ejercicios sin darse cuenta de que están requiriendo su atención sostenida o el uso de su facultad de pensar-, que enseñar al niño a distinguir cuando está atento, cuando distraído, cuando piensa o no piensa, cuando interviene él o se deja llevar por movimientos mentales autónomos de su voluntad y de su inteligencia, y leer todo...
Magaly Wecksler Albo
Venezolana, egresada de la Universidad Central de Venezuela como Licenciada en Química. Vivió en Caracas, y dedicó su vida con gran mística y entusiasmo a sus estudios de Logosofía y a la educación de niños y adolescentes, promoviendo en ellos la formación de valores humanos y el conocimiento para su desarrollo psicosocial.
Dejó de estar entre nosotros en febrero de 2007, a los 41 años de edad.