Amor en la red
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sin rostro, sin voces, y con una gran soledad, encontró personas con quienes se podía hablar, y estaban también los otros, los que decían groserías; quizá hombres intachables, padres de familia rectos, pero que al entrar a este espacio que no exige mostrar rostro, ni identidad, se trasforman en lobos en celo, se ponen morbosos, sádicos. Las fantasías en la red abundan como también el masoquismo. leer todo...
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