El alma al cálamo

Aquella voz antigua que debió encender al hombre en lugar del zarzal, deformada aun por aquel ingrato, no ha parado de moverse. Y no digo esto sólo de la escritura bíblica, hablo del sentido sagrado al que puede acceder la composición filosófica. Así que, lejos de los confusos tarareos, por muy perdurables que sean, hablo de una perdurabilidad de lo auténtico creativo, una perdurabilidad de lo humano esencial en el arte. Porque lo potente perdura por la exposición viva de la belleza y aunque la muerte, como es natural, se extienda en los movimientos sucesivos de los cuerpos, nunca será fuerte o equiparable a la fuerza creadora por lo que ocurre con su recuerdo: cuando alguien siente lo que de sí pertenece a la muerte tiene un mal rato del que debe curarse, pero cuando siente lo que de sí pertenece a la vida recuerda la cura y el efecto de mantenerse en la memoria de lo potente, es la creatividad; éste es el origen auténtico de todo arte y aquí voy a perseguirlo ante sus ojos.