Relatos Oníricos de La Atascosa
Andrómaca y Felipe
la pampa venezolana. Salpicada ésta, a veces, con ciertas dosis de alegría mediante la anual aparición de un emblemático circo que los visitaba con sus espectaculares presentaciones pletóricas de histriones, saltimbanquis y, payasos; con el brillante colorido de sus abombadas y franjeadas carpas rematadas en la cima, por sus vibrantes banderines apuntando hacia el límpido cielo. Pero sin embargo, inesperadamente todo esto daría pie a la triste ocurrencia de un hecho convertido en horrible tragedia (como aquellas de cuando los antiguos griegos, tal vez, en que hasta los dioses de El Olimpo transfigurados en humanos hacían la diferencia para bien o para mal, de alguno de los involucrados); tal cual las pergeñadas por los mismísimos y conspicuos dramaturgos helenos de entonces: Sófocles y, Esquilo. De donde surgiría en el clímax de los acontecimientos, en pleno desarrollo, la pública materialización de la más cruda y premonitoria sentencia de uno de sus protagonistas masculinos, ya muerto prácticamente antes de empezar su juego, enrostrando a la mujer su inexplicable abandono. Viéndose obligado en consecuencia y, según su ofuscado mundo interior, a manifestar como única solución a su triste dilema final, que:
"...Aún no se habría enfriado por completo mi cuerpo, cuando sin entrar todavía en su rigor mortis te grite desesperado; cuánto te amé, y deseé. Pero tú. ¡Obstinada mujer! En un amargo y persistente rechazo has provocado que yo, yazca hoy aquí; donde ahora sin remedio, estarán viendo mi cadáver. Inmolado por amor, como holocausto supremo a nuestras vidas. A mi eterno amor, por ti...!" leer todo...
Mario Celis Cobeña
razones de tipo político.
Dedicado luego a diferentes trabajos en la Agroindustria en el área de la ingeniería, por más de 30 años. En paralelo con ésto, se reincorpora al desempeño dentro de las artes plásticas, desde sus tiempos de residencia en su pueblo natal. Por aquella misma época, una vez en la ciudad, estudia en los talleres de los maestros: Alejandro Ríos, Arístides Mata Morales y Julio Meneses en Maracay; y, del maestro R. Mora Mora en la ciudad de Valencia. Desde el año 1975 a 1980. Actualmente, enseña en su propio taller. leer todo...