Perro que piensa y otros cuentos
cortos. La primera serie reúne cuentos más bien alegres o cotidianos (esas cosas que pasan). La segunda serie es más triste, tanto en la vida cotidiana (otras cosas que pasan) como en la ficción más negra. Sucede que el cuento largo intercalado entre ambas series se llama El descuartizador de San Rafael, y después del mismo me sentí obligado a meter mis relatos más terribles o por lo menos deprimentes, cosa que no me cataloguen de optimista (que para un autor oriental es lapidario). El cuento largo que sigue a esta serie cruel es alegre y optimista, como para salir del pozo, un partido de fútbol de los de antes entre dos barras adversarias. La serie final, que remata el libro, incluye nostalgias, amores y cosas que pasaron y pasan, que no son malas ni son buenas, son. Si no los clasificaba era casi lo mismo, lo sé, o tal vez mejor. Lo importante es que se pueden leer en cualquier orden, incluso de atrás a adelante, o de abajo a arriba, como quieran. No podía haber ningún orden natural entre perros que piensan, cuentos camperos, chorros buenos, amores perdidos, mujeres valientes o crueles, partidos de fútbol, mercenarios cínicos o un descuartizador desesperado. O entre risas, tristezas, nostalgias, odios o pura y llanamente melancolía por lo que fue y ya no vuelve. Pudo ser peor. Como la vida misma. leer todo...