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La vida sin buen humor, no es vida.

Con un toque humor, sarcasmo e ironía

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El humor, vaya, vaya, el humor es tan gracioso hablar del humor con buen humor, que se puede decir, parafraseando a un anónimo escritor que lo describió con mucha elocuencia que, es como el colesterol, existe el bueno y existe el malo; ambos son una metáfora de la vida, y como metáfora nos la coloca en especie de péndulo, entre las risas y el llanto, entre subidas y bajadas, entre éxitos y fracasos, entre entradas y salidas.
El humor bueno (¡ja, ja, ja!, con comas para que suene a risa muy académica) te acerca, te la hace más fácil, logra que tus días sean más cortos y la vida más larga, a veces es sonrisas y otras carcajadas, la boca abierta o no, siempre está levemente elevada, amortiza los errores y los defectos...
En cambio, el humor malo (¡Gr!) te aleja, te la complica, hace que tus días sean largos, eternos y la vida más corta, comprime los dientes, los presiona, mantiene la boca cerrada y en caída...
Y, sin embargo, existe un estado peor (¡...!), es un híbrido, insípido, aburrido y sofocante, donde no entra ni el bueno ni el malo. En ese espacio sobreviven aquellos seres que directamente no tienen humor.
Cuando se habla de humor, intento en mis humildes producciones incluir humor del bueno, tarea por supuesto nada fácil, dado que el ser buen humorista es todo un arte, labor reservada a verdaderos artistas con talento privilegiado, el humor malo descalifica y te hace reo de un mundo de vulgaridad, de obscenidades, de chabacanería, y eso de ordinario, lo puede hacer cualquiera, sin tanto esfuerzo mental y sin gastar mucha saliva. Y como lo digo en el encabezado: La vida sin buen humor, es como tener colesterol del malo y eso no es vida, por tanto, mi recomendación... hagamos con mucho amor el humor todos los días, y hasta viceversa, es muy buena medida...
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editorial
edición del autor
disponibilidad
impreso bajo demanda
año edición
2017
n° edición
1
categoría
Poesía
n° páginas
139
formato
17 x 24 cm (sin solapa)
papel
Papel Blanco 75 Grs
color
Blanco y Negro
Hermes Varillas Labrador

Sin utilizar tantos ambages. Soy venezolano, andino o “gocho” para mayor detalle, nací en Potosí (aldea que bauticé como "La Atlántida del Táchira")
Aún vivo en este país convertido por capricho de un genocida y ominoso régimen en un valle de lágrimas.
Mi labor como educador, aunque jubilado del organismo que
rige la materia, a mi edad casi senil, me niego a jubilar el lápiz y el papel, la tiza y el borrador, mi dedicación a la pedagogía y mi vocación, mientras el Creador me de licencia y me permita hacer más por crear en mi prójimo consciencia y más consciencia en los días que me restan de existencia.
De allí mi afición por escribir, sin fines de lucro, sólo la oprobiosa situación del país me obliga a colocar a la venta mi obra.
#FormandoCiudadanía, es mi etiqueta en las redes sociales, por si desean ingresar gratis a mis audiovisuales
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