Un divorcio sin drama, un trío primaveral, hombres como ramas del árbol de la vida, un orgasmo de 133 páginas y la conquista del amor propio, son solo las excusas convertidas en capítulos para indagar en lo que queda cuando los contenedores se rompen. El amor sin formas no es ese amor que conocemos, del que hablan las canciones y las películas de Disney y Hollywood. Quizás se encuentra más allá de las estructuras, las categorías y las relaciones convencionales.
Esta bitácora es el cuaderno de apuntes y reflexiones de viaje, las pruebas y los errores de mis experimentos, los trazos del proceso de creación de una vida en la que el amor de verdad, si se aprende a sentir, siempre se encuentra en el cuerpo. Muchas preguntas y algunas respuestas se entrelazan con historias, imágenes, conversaciones y confesiones íntimas. Mientras abro paso a nuevas maneras de concebir el amor me dedico a observar la magia que sucede cuando se revelan las propias verdades: la magia de la transformación.

Ser un libro abierto, desnudo y patiabierto, es lo más retador y placentero que he hecho hasta hoy. Lo recomiendo. leer todo...

No tengo alma de poeta, soy demasiado racional; me gusta usar el renglón completo,
para comenzar.
Soy poco detallista, más bien universal
y si no entiendo el concepto, no me pongas a opinar.
No son muchas las imágenes que habitan en mi mente
y eso que pienso en todo compulsivamente.
Escribo lo que pienso, a veces lo que sueño,
pero lo que más me gusta es cuando escribo sin empeño.
Ahí salen las palabras que, aunque me gustan,
ni yo misma las entiendo;
pero les creo,
porque evadieron el filtro de mi racionalidad
y con certeza traen una dosis de verdad.
Yo no sé por qué escribo, o si a alguien le va a gustar,
yo solo sé que me gusta y que consigo rimar.
Llámalo poesía, pero si quieres puedes llamarlo rap. leer todo...