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José Durabio Moros Manzo

José Durabio Moros Manzo

@jose.durabio

Venezuela » Distrito Capital » Caracas

José Durabio Moros Manzo

Marina

US$ 7,30

Un encuentro casual en el aeropuerto de Lima provoca la atracción mutua entre una mujer paraguaya, divorciada, ejecutiva de una línea aérea, y un ingeniero civil venezolano, y ambos tenían como destino a la ciudad de Asunción. La relación continúa en el tiempo y se fue intensificando a tal punto que él conoce a la familia de ella, compuesta solamente por tres hijos muy jóvenes entre los cuales había uno con una condición personal muy particular que se le diagnostica en un momento dado, lo cual provoca que su padre se divorcie y se vaya a vivir a otro país, y hace que ella lo deje todo para poder dedicarle especial atención a ese hijo. En ese interín es que conoce a este ingeniero venezolano con quien llega a tener una relación íntima muy particular y quien a partir de allí se ve involucrado en las particularidades de esta familia. Más adelante este hijo será víctima de un suceso inesperado, totalmente ajeno a su condición, del cual no tuvo ninguna culpa pero que a partir de que sucede se generan reacciones en ella que inciden de manera definitiva en el resto de su vida e incluso en el final de su existencia. leer todo...

Un siglo sin ti

US$ 21,40

Novela romántica que se desarrolla en la Venezuela de ayer, entre la serranía andina y el río Cunaviche. Basada en hechos reales, el autor desempolva la vida de un héroe infinito, escondido en las tinieblas del olvido desde hace un siglo.
No encontró su tumba, pero sí sus sombras y sus huellas. Las rescató y las esparció en este libro como pétalos de rosa.

Al otro lado del río

US$ 20,80

La amistad vence al amor y encauza el intenso recorrido de la vida de una humilde familia andina, a la cual Cipriano Castro le sembró sus albores fulgurantes en la depresión del Táchira y Juan Vicente Gómez le abonó su agonía en los llanos del Bajo Apure.

Luego de un
siglo de sucedidos los hechos, y de dos años de investigación, pude descifrar el diseñado itinerario de estos seres, y sus peripecias para sortear esas influencias tan encarnadas, primero, la de Cipriano Castro, causada por la fuerza que ejerció la amistad desde la infancia del patriarca de la familia con él, amistad luego transformada en fidelidad y solidaridad en la adultez; y después, la de Juan Vicente Gómez, quien apareció más tarde en la conspiración y en las batallas, amistad solidificada por el hecho de haber visto la agonía y muerte de familiares y amigos en los enfrentamientos por la toma de Caracas, una amistad diferente a la primera, principalmente porque fue adquirida en la adultez, sin el ligamento que otorga el haber convivido niñez y juventud, como lo fue con Cipriano Castro.

A base de constancia, paciencia, optimismo y dignidad, supieron soportar el yugo constante de este autócrata, transformado radicalmente una vez se hizo Presidente, quien actuaba escudado en una amistad mal interpretada hasta que le llegó el final a su vida.

En esa lucha por la dignidad, un día, extrañamente, el patriarca amaneció sin vida, el costo más alto, y el emporio que dejó pervirtió a los hijos al punto de enfrentarlos todos contra el hermano mayor, el único que se pasó la vida en el llano entregado a Santa Bárbara, el Hato más batallado en el Bajo Apure, y siempre buscando la armonía familiar, pero no lo pudo lograr. Fue enterrado en el cementerio de San Fernando al lado del padre, muerto hacía veinte años, y a su misma edad. No pude encontrar su tumba, pero sí sus sombras y sus huellas que, al conocerlas, me animé a esparcirlas, para revivirlo, y que dejara de ser un héroe desconocido.
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