la vida ficcionalizada, tanto la política como la íntima, de un colombiano idealista, persistente y valeroso que se enfrenta a la muerte durante el periodo denominado "La Violencia", centrada en el aciago Departamento de Boyacá, Colombia, lugar de nacimiento de Don Antonio de Santillana (apellido ficticio del padre del presente Autor).
Inicia con el asesinato de un joven campesino por parte de un Cabo del Cabo Roque Mondragón la Policía Departamental, en Sutamarchán. De ahí en adelante desfilan por el libro una serie de incidentes personales, familiares, políticos y estatales entre maravillosos y precipitados.
Lo fascinante de Laberinto de las Desventuras es la filantropía, el civismo, la abnegación misma no desaparecen cascada abajo con el frio cinismo de la narrativa ora festiva, ora violenta, no, sino que parecen mantenerse... y resurgir en algo macondiano o babélico.
Pero la vida sigue su propio camino. Unos se "dejienden quemando", y "endespués se cambian los papeles", entrega el Cabo homicida, cuyo propósito maniático incesante es asesinar a Antonio de Santillana, el héroe de la Novela.
Esta trágica cacería humana, diríase de gato a ratón, o viceversa, se extiende vertebralmente por la obra casi hasta su final. Entre tanto, retoñan las naturales y simpáticas quejas y querellas matrimoniales entre el inmutable Antonio y su suave, centrada esposa Laurita Francetti. También brotan las discusiones con sus hermanos Hugo y Caról, quienes le arremeten por su abandono del hogar y luego exponer la familia extendida al peligro. "Cosas" que Antonio estima inevitables.
plasmada en cada página de la novela estan las palpitaciones de una sociedad a su vez altiva y vigorosa. Todas las pasiones del ser humano rebotan en este trabajo fantástico: vidas torcidas, amor intenso, odios profundos, idilios, lágrimas y alegría, sexo, lo normal y lo homérico, serenidad y pathos, todo en simbiosis rasa y garbosa.
En fin: Esta bella Obra trae el soleado mediodía humano que nos irradia y deleita. leer todo...

Vierto en estas línea de mi aventura infantil (11 años tenía), de aquellos días trágicos subsiguientes al asesinato en Bogotá del popular lider político liberal, Jorge Eliecer Gaitán, ocurrido el 9 de abril de 1948; un día que partió en dos la historia de Colombia. Ciertamente esas efemérides fatal reclamaría el trabajo de un Gabriel García Márquez o de un Vargas Llosa. Su título, Asesinato en la Capital.
Describo una jornada caótica, que afectó a la totalidad de la población Colombiana, buena parte en América Latina, e incluso a muchos en Estados Unidos, donde mi padre se encontraba con el fin de recoger todos los víveres que reclamaba la IX Conferencia Panamericana, que en ese momento tendría lugar en Bogotá. Para la fecha diferentes personalidades como el general Marshall, el mismo Fidel Castro y hasta el Che Guevara que venía en motocicleta desde Argentina, hicieron presencia sin que para entonces se conocieran estos dos revolucionarios. leer todo...