Desde la vega granadina donde aún arden y respiran los ecos del poeta, de la luna errante, del aire, del duende del cante, se encienden las húmedas lámparas de aceite del corazón, para transportarnos a los ecos del alma, al latir de la llama en celo, que por la noche se clavan.
Voces llegadas de diferentes corazones quieren prender la magia, en una noche de fiesta, de vino, de ron, de carbón encendío, para vibrar como trémolos en sus gargantas, una guitarra con sus cuerdas de plata, que en la noche se hacen grandes; el quejío, la palabra, la vida, el dolor, la alegría, el abrazo, la vida y su respiración, van versando al aire, nace la emoción, ¡grito, palabra, silencio, voz del corazón! Se acompasan las horas, los minutos el reloj, la fiesta de la poesía hecha canción.
Poetas, rapsodas, la magia del cantautor, se impregna de duende la sala, de emoción, un canto, un himno: "La Victoria de los Poetas", hermanan en la distancia, el fragor de la batalla por la vida, por el "¡No a la guerra!", por el abrazo cantor, el himno del amor... leer todo...