Cloe pasa sus días -sin sentir que realmente los vive- entre botellas, cenizas de cigarrillo, fiestas y dibujos, hasta que conoce a Elías Cadavid. Aunque en principio se muestra suspicaz, Cloe se involucra paulatinamente con quien desatará su instinto cruento.

Ella no está sola en su mente; comparte aquel espacio con alguien, O ALGO. En medio de interrupciones, Martina narra los momentos más álgidos de su corta vida; desde sus estudios inacabados, el surgimiento de LA VOZ, las crisis, el tiempo como interna del lugar conocido como El Recinto, sus amoríos y relaciones efímeras, hasta su lucha por convivir con su compañera de psique.

Los relatos consignados en este tomo dan cuenta del estilo con el que me gusta escribir y el tipo de historias que más me place contar, si bien no hay una temática que funja como hilo conductor de todos los relatos aquí plasmados. El nombre lo escogí para insuflar ese tinte psicológico/realidad mental que gusto de imprimir a mis narraciones; además, hay visos de fantasía y ciencia ficción (distopía) en algunas de estas.

A punto de morir por una cirrosis precoz, producto de excesos, decepciones y un duelo, Isaac recibe una visita que lo hace dudar sobre qué tan cuerdo está en aquel momento. Álison, quien se presenta como delegada de la muerte, anuncia a Isaac que le restan minutos de vida. Sin embargo, le ofrece la opción de recomenzar, siempre y cuando se atenga a vivir vidas que no eligió.