Anairu para los wayuu es una expresión de bienestar, representa la condición de superar los males. Esta historia está compuesta por tres relatos sobre personajes con distinto carácter y distinta motivación, pero unidos por la transversalidad del amor y sus multiformes presentaciones. Ante todo, es necesario reconocer que existe en esta lectura una constante descripción gráfica de los paisajes exuberante de la península de La Guajira, permitiendo visitar con las recreaciones de la mente sus maravillosas playas y la relación estrecha entre los wayuu de costa y la abuela "Palaa" mar.

Esta es la historia de un corazón fortalecido por su cultura y los rigores de las condiciones típicas en el territorio Wayuu, esa capacidad de adaptación y poder de resiliencia se encuentran presentes en cada momento de esta historia.

La abuela Sümaiwa es la imagen perfecta de esas mujeres que representan la unidad de su familia y la caridad para todos sus vecinos, esta mujer es la encargada de la transmisión de conocimiento para su clan mientras une a través de los sueños el mundo espiritual con el material, a partir de sus sueños logra interpretar los acontecimientos que se presentan en su pueblo.

Jimai es el corazón del mundo, lastimado profundamente, herido por guerras que no escogió, pero les quitaron una vida junto a sus seres queridos. Su travesía por el territorio es la fotografía de un pueblo que vive difíciles situaciones, pero entremezcla la realidad con la magia, esa magia inmersa en la cotidianidad de un pueblo que cree en los presagios, los anuncios de los sueños, el mundo de sus muertos, una segunda vida y la participación de seres espirituales en el desarrollo de nuestra existencia. Al mismo tiempo que su amor abnegado es esa estrecha línea que une a la humanidad. leer todo...