Mañana.
Siempre Mañana
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queremos un fin.
Sumergidos en nuestra insolencia, estamos convencidos que todas las soluciones de los problemas llegará mañana. Mañana. Siempre mañana. Y ése es el substancial pensamiento que alimenta nuestra incoherencia. Pero nos olvidamos que el mañana siempre llega, y cuando llegue, si consideramos el nivel de incongruencia alcanzado, no creo que estemos lo suficientemente preparados para enfrentar nuestro atrevimiento.
La humanidad se encuentra en silencio y sin armas para afrontar la actual magnitud de nuestra desfachatez. Muchos son consapientes de esta situación, a pesar de ello, es poco lo que se hace y seguimos en nuestro inexorable camino de arrogancia. leer todo...
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