El Curita

La narración es de todo mi gusto, un lenguaje sencillo pero culto, una fluidez continua que apremia por la próxima hoja o párrafo, los que se concatenan permitiendo que en la mente y el corazón del lector se apropien con empatía, simpatía y buen gusto de ese ser humanos que ha sido llamado ?el Curita?. Es esa silueta que empieza a dibujarse en la segunda página con su nacimiento y va creciendo a través de las anécdotas, las vivencias y su particular forma de humor y relación con su familia, especialmente su madre; es la complicidad de toda una vida que va tejiendo el lazo indisoluble que permite que su hermana menor recree en este libro esas experiencias y vivencias que sólo él hicieron posible. Esa silueta se hace visible a través de las páginas y se hace corpóreo. Es ahí donde adquiero la seguridad que la autora cumple su cometido, no dejar pasar al olvido el peregrinaje de Jaime Llano y que enriquezca la vida de aún aquellos que no tuvieron la suerte de conocerlo. Sabiendo que no se trata de una obra de ficción me sorprende gratamente la fidelidad del recuerdo y las minucias aún en los detalles nimios que enriquecen el monólogo, y la corroboración fotográfica que nos lleva a través de gran parte del siglo pasado a pueblos olvidados como Puerto tejada y otros renovados como la ciudad de Cali (Valle del Cauca), sin olvidar costumbres que fueron y ya no son, eliminadas por el transcurso del tiempo y las nuevas formas de vida y niñez. Todo el libro se resume magistralmente en la última página, donde se devela a través de una foto la ESENCIA del personaje, la silla vacía, tres cálices, uno mayor y dos menores propios de una misa concelebrada, cuatro copas para los asistentes al momento de participar en la transfiguración del vino en sangre de Cristo, la patena donde honraba las hostias a consagrar, el purificador con el cual se limpia el cáliz., la biblia y todos ellos sobre la hijuela, el paño donde reposan. No podía faltar la estola en el respaldar de la silla vacía El único que faltó fue Jaime y no pude contener las lágrimas de agradecimiento ya que se me permitió compartir parte de su vida y ser consciente que en mi mente y corazón continúa y continuará vivo como pretende la escritora.

Patricia

Hace 10 años   Cali/Colombia