UN VÓRTICE EN EL ARCO IRIS DE LA LUNA
en el etéreo.
Habían sido creados para ser ángeles. No eran dioses, por supuesto, pero eran ángeles. El estratega del ejército del Supremo Señor de las Estrellas lo sabía muy bien. Sabía que la muerte no los alcanzaba, que las constelaciones les pertenecían, que podían fácilmente descender a la dimensión de los planetas rasos y alternar con los encarnados, sin que éstos lo notasen. Cuando lo contrario sucedía, esto es, cuando los encarnados percibían su presencia, a él le sorprendía escucharlos decir -y sentirlos creer- que estaban en presencia de dioses.
Pero él no era un dios. Tan sólo era un ángel. Sin embargo, podía interferir en las decisiones que los mortales tomaban para moldear su enredado destino, aunque, bajo una muy natural condición, le estaba vedado tropezar con el amor de sus bellas mujeres. leer todo...
Álvaro Burbano
Escritor y Profesor Universitario.
Seudónimo: Antonio Narváez
Colombiano.
LIBROS:
DIEZ RELATOS IMPOSIBLES
CONFLICTO UNIVERSAL
DIAGRAMA SECUENCIAL SOBRE LA ARENA
UN VÓRTICE EN EL ARCO IRIS DE LA LUNA
UN SOLO DE PIANO
CELESTE