Nubes de vodka sobre San Diego
Una novela con olor a alcohol
en la vida las cosas que se guardan pesan demasiado y que nosotros mismos tenemos la capacidad de espantar a los fantasmas que nos atormentan.
"Equis soltó una carcajada tan contagiosa como el virus que lo estaba matando y desaparecimos en medio de un denso tráfico que nos obligó a alternar la risa con el estribillo de la música de fondo y con uno que otro diálogo sin importancia. La verdad es que no hablamos mucho. Nuestra comunicación se limita a la risa, a la música, a las bromas y al amor. Bebemos más de la cuenta para llenar los silencios. Las conversaciones solo sirven para arruinarlo todo, abren la puerta para que pasen esas promesas que van a romperse y esas palabras hirientes que todos conocen pero que nadie necesita escuchar.
Los psicólogos aseguran que la base de toda relación es el diálogo, pero eso es una verdadera mierda. La mayoría de las relaciones terminan deteriorándose por exceso de palabras y falta de piel. Mientras más se abra la boca más probabilidades tienes de penetrar un secreto, de encontrar lo que no se te ha perdido o de escuchar la respuesta equivocada. No nos iríamos tranquilos a la cama si supiéramos lo que se esconde en el corazón de las personas que queremos."
Extracto de Nubes de vodka sobre San Diego.
Sobre el Autor:
Autor colombiano (Medellín, Colombia, 1977).
Sus cuentos han sido publicados en la antología de cuentistas latinoamericanos Al diablo adentro (México); en las revistas Materia Escrita (México), Letralia (Venezuela) y Espacio Luke (España).
Ha escrito el libro de relatos Cherry Days, las novelas cortas Sobre la tela de una araña, Atrapamoscas, Infecto y Nubes de vodka sobre San Diego.
Ganador del segundo premio del concurso de cuento Nuestra Palabra versión XIV celebra leer todo...
Daniel Cardona
cortas Sobre la tela de una araña, Atrapamoscas, Infecto y Nubes de vodka sobre San Diego.
Ganador del segundo premio del concurso de cuento Nuestra Palabra versión XIV celebrado en Toronto en 2019.
Escribir es como boxear. Hay luchadores estilizados, calculadores, salvajes o suicidas. Unos bailan alrededor del cuadrilátero sin sufrir un rasguño. Otros van a matar o a morir. Todo estilo es válido. Prefiero perder como Pacquiao a ganar como Mayweather.
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