Los Fantasmas del Tequendama
abatimiento constante, de personajes condenados a un inquietante destino, de protagonistas que sin un forzoso vínculo biológico se van heredando un sino trágico en el siglo de historia relatada. ---La incursión del escritor en la azarosa vida del país y de los protagonistas de la obra, va estampando en las páginas de la novela la sensación agridulce que enlaza con la fatalidad y la tristeza los instantes de la esquiva ventura y la perennidad de la esperanza. ---Hubiese bastado la simple descripción de los hechos para lograr una apreciable novela, pero el libro, a semejanza de su autor, se esmera en conseguir lo inmejorable. De tal manera que el aporte psicológico en la concepción de los personajes, y el genio literario que teje el argumento, son otras de sus destacadas virtudes. Entre imágenes de belleza incomparable surge una trama que indefectiblemente atrapa al lector. Son constantes el sobresalto, el suspenso, la intriga, la tensión y la desazón en pos del desenlace. ...La obra es a la vez, bella y violenta. ¡Vaya paradoja! En sus páginas han quedado plasmados trances individuales e íntimos, paralelos a la desolación de un país -Colombia- consumido por lo odios partidistas del siglo XX. Episodios como el "9 de abril" y la violencia en los campos, admirablemente retratados, quedan allí consignados, al lado del odio personal -por otras causas- y la saña inexplicable.--La historia no es en "Los fantasmas del Tequendama " una mera ocurrencia, ni un simple elemento de ambientación. No, la historia es la obra misma. El marco histórico es auténtico y verificable; de ahí la rigurosidad que descubre el lector versado en los ambientes y en muchos aconteci leer todo...