"No eras vos, pero debí decirte igual todas esas palabras que ahora se me clavan en la garganta y me llenan los ojos insomnio, velo del más triste, no eras vos..."
Horacio, entre amores y desamores, los trabajos, los días, los excesos. Las noches con sus encantos y sus sinsabores, el alcohol, la miseria y todo lo demás. Algo escondido se nos va revelando en toda esa verborrea, sin tiempo ni cronología, como una charla cualquiera en un bar, que se siente cercana, tangible. Hay mucho de palpable en las emociones que narra el autor y creo que eso es lo que hace buena a una obra. Simpleza y verborragia, lo visceral y lo crudo.
"Creo que debe haber otros mundos, muchos mundos de mentira llenos de palabras no dichas; una galaxia de palabras mudas, calladas por las dudas. Hoy quise decirte tantas cosas... Trece mil setecientos cuarenta y cinco días en la máquina". leer todo...