"Este libro no es de ninguna manera una novela filosófica, sino más bien una filosofía con tintes novelísticos".
Manuel Ángel Yerovi encarna la ineluctable decadencia de la idealidad humana (hacia la cual todos nos endilgamos lentamente); mientras que Cornelio (su antítesis para-psicológica) representa la pasión versátil y sensual del hombre carnal, añorando menos la polimatía de su patrocinador que el menester sexual de sus apetencias humanas. El primero se ha cansado, al igual que Zaratustra, de su abundancia intelectual; su carácter iconoclasta y atrabiliario lo ha envenenado con la misma cicuta de Sócrates, y lo ha aislado a un estado contemplativo, tácito, impotente, vindicativo. El segundo en cambio ha apostatado de la idealidad y la epicidad del genio, y ha canjeado su poca razón por unas copas de brandy al estilo epicureísta. Este proteo insondable constituye, en binomio, el águila enjaulada: éste volaba por el cielo libremente (Yerovi) arrastrando su sombra quejumbrosa por el suelo (Cornelio), hasta que un día al funesto ocaso delicuescente fueron enjaulados por la realidad, y ya tras las rejas el primero añoraba retomar el vuelo, mientras que el segundo deseaba comer nuevamente tierra.
Este libro constituye un cruento pugilismo entre la razón y el idealismo humano (no hablo de idealismo religioso). Los diálogos filosóficos entre los protagonistas nos llevarán a preguntarnos sobre nuestra posición respecto a la realización de nuestros sueños y la saciedad de nuestra carne. leer todo...