Desde muy joven descubrí en las palabras una herramienta poderosa: capaz de sanar, de defender, de transformar. Nací en Colombia, en un entorno que me enseñó a luchar con convicción y a creer en el valor de la justicia. Con el tiempo, esa inquietud por el derecho y por las historias humanas me condujo a convertirme en abogado, conciliador en derecho y escritor.

Me gradué como abogado con la firme intención de servir a la sociedad, no solo desde los códigos y las leyes, sino desde la empatía y la comprensión de las realidades humanas. Esta vocación me llevó a formarme también como conciliador en derecho, creyendo firmemente en la solución pacífica de los conflictos, donde el diálogo y el respeto pueden construir más que la confrontación.

Sin embargo, mi espíritu inquieto no encontró límites en los tribunales. Desde la